Música medieval: voces de la Iglesia y del pueblo
La voz de la Iglesia
Monodía religiosa: Canto Gregoriano y Cantigas
La Iglesia tuvo un papel fundamental en la creación de la música occidental. Lo que actualmente sabemos sobre la música medieval procede en gran medida de fuentes de la época que describen casi exclusivamente la música religiosa, ya que la Iglesia era la que documentaba sus avances a través de la escritura.
La música tiene una enorme presencia en el oficio religioso. Cultivada en monasterios y catedrales, se expande y unifica en toda Europa con las peregrinaciones y el constante vigilar del canto por parte del papado.
Hasta el siglo XIII los cluniacenses y después los cistercienses, trabajarán por realzar el esplendor del oficio divino, a través de la arquitectura (iglesias, monasterios y catedrales) y de la música (con un oficio obligatoriamente cantado).
El canto gregoriano, atribuido al papa Gregorio Magno (por su labor de unificación musical de todas las tradiciones musicales litúrgicas del territorio), se impone como canto oficial, para unificar y suprimir los cantos de las iglesias regionales. Siendo las siguientes algunas de sus características:
- Melodía sencilla, ámbito reducido. Larga, según la frase del texto
- Textura: monodía, una melodía, colectivo
- Texto: siempre en latín
- Timbre: vocal, a capella
- Autor: anónimo
- Movimiento: lento
- Ritmo: libre, depende de los acentos del texto
- Carácter: Invita a la meditación. Su fin es alabar a Dios
- Función: realzar la palabra divina
- Notación: memoria/tetragrama
- Cantante: siempre hombres
- Época: nace en el siglo V, auge en el X, decadencia en el XIX, resurge en el XX
Para garantizar la unificación del canto gregoriano, se creó un tipo de notación musical. Al principio, se utilizaron unos símbolos llamados neumas (signos encima del texto); después se dibujó una línea de color que servía de referencia, y finalmente se dibujaron cuatro líneas (tetragrama) sobre las que se situaba la notación cuadrada. Siendo esta última, la forma más característica de representación del canto gregoriano.
Notación neumática
Guido de Arezzo y la notación musical
Notación cuadrada
La invención de la notación y por tanto del abandono del aprendizaje puramente memorístico, se debe al monje Guido de Arezzo, que en su tratado Micrologus, describe un método de ayuda al canto llamado: mano guidoniana. Fue también el responsable de dar nombre a las notas, a partir del himno Ut queant laxis, dedicado a san Juan Bautista.
Mano guidoniana
Himno a san Juan Bautista
Las Cantigas de Santa María, son una colección de canciones en verso escritas en galaico-portugués que cuentan los milagros de la Virgen. Inspirada su creación por Alfonso X el Sabio, se encuentran recogidas en cantorales, adornados por miniaturas que nos dejan información sobre los instrumentos musicales de la época.
Cantiga de Santa María 245
Cantiga de Santa María 282
Polifonía religiosa: la catedral del Organum
Se suele creer que el canto gregoriano es exclusivamente canto llano y monodía, pero casi desde el principio usó determinadas formas de polifonía. La primera y más extendida fue el organum: composición a dos voces, en la que hay una parte preexistente, un fragmento de canto gregoriano (vox principalis), y otra superior nueva de mayor movilidad (vox organalis), a distancias de cuartas o de quintas.
En el siglo XII y ligada a Notre Dame de París, se creó una escuela en la que se desarrolló la polifonía, poniéndose al frente de ella Léonin (organum a dos voces) y Pérotin (organum a cuatro voces).
La música de esta época también tiene nombre de mujer: Hildegarda de Bigen, monja benedictina compositora de Ordo Virtutum, drama musical en el que se requieren 20 voces para narrar la lucha de 17 virtudes por un alma, contra su enemigo el Diablo. La parte del Diablo no tiene una melodía reconocible, expresándose solo a través de ruidos y gruñidos.
Viderunt omnes. Léonin
Sederunt principes. Pérotin
Ordo Virtutum. Hildegarda de Bigen
La voz del pueblo: música profana
La música popular se transmitía sobre todo oralmente, por lo que apenas se conserva notación musical de esta época. La escasez de fuentes escritas entre la gente no era tanto por un problema de alfabetización, como porque músicos, bailarines y artistas en general consideraban que un texto escrito no habría podido reflejar sus habilidades improvisatorias.
Sabemos que la música profana era monódica, utilizaba instrumentos, el ritmo medido, la lengua vernácula (con una relación silábica entre el texto y la melodía), frases cortas y perfil definido. Esta música era interpretada por juglares, trovadores y troveros.
Juglares
De clase baja, los juglares o ministriles (la palabra ministril se aplicó posteriormente a los instrumentistas de las capillas musicales) iban de aldea en aldea. Eran artistas polifacéticos: músicos, funámbulos y bufones, pero también periodistas, pues a través de sus obras a menudo transmitían las noticias de batallas a lugares remotos.
Cantaban canciones compuestas por otros o tomadas de la música popular y tanto los juglares como los ministriles tocaban de memoria y eran excelentes improvisadores. Estaban en el escalón más bajo de la sociedad y no eran bien vistos por la Iglesia, ya que entretenían al pueblo con un repertorio mundano y sensual. Desde el siglo XI se agrupan en cofradías y enseñan música.
Cancionero de Ajuda, s. XIV. Cantigas de Santa María, s. XIII. Trovadores, s. XIV.
Trovadores
De origen noble o cercanos a círculos aristocráticos, inventan las letras y componen las melodías de sus canciones. Son los grandes cantantes del amor cortés: un amor en que se idealiza a la mujer. Otros temas tratados son el espíritu caballeresco, los héroes de las cruzadas, etc. A veces viajaban acompañados de juglares, que interpretaban sus canciones.
Algunas obras que conviene recordar:
- Le jeu de Robin y Marion, probablemente escrito por Adam de la Halle (siglo XIII), en el que cuenta la historia de una pastora que, pese a ser cortejada por un lujurioso caballero, permanece fiel a Robin, su amado.
- Cantigas de Amigo, escritas por Martín Codax en el siglo XIII, en galaicoportugués, donde expresa las emociones de una mujer mientras espera el regreso de su amado.
Goliardos
El término se utilizó durante la Edad Media para referirse a cierto tipo de clérigos vagabundos y a los estudiantes pobres pícaros que interpretaban en las tabernas canciones obscenas, con las que mostraban su descontento y criticaban a la Iglesia, a la sociedad establecida y al poder. También interpretaban canciones líricas donde elogiaban el vino, la taberna, el juego, las mujeres y el amor.
La principal fuente que se conserva de música goliarda son los Carmina Burana (1200-1230).
Historia de la Cantata Carmina Burana, de Carl Orff
Carmina Burana, La Fura dels Baus
Apuntes de cine
El nombre de Le Trobadour, Segundo de Chomón, 1906
El nombre de la Rosa, Jean Jacques Annaud, 1986
La Marrana, José Luis Cuerda, 1992
¿Quieres saber más?
Un scriptorium, en El nombre de la Rosa, de Umberto Eco (artículo)
Dies Irae, un meme musical del siglo XIII. Jaime Altozano (vídeo)
Reconstrucción de los instrumentos musicales de las Cantigas de Alfonso X el Sabio (artículo)
Cantigas de Santa María y la colección de instrumentos musicales que aparecen en ellas (artículo)
Hildegarda Von Bigen, una mujer excepcional (artículo)
La revolución orquestada de las categrales: el Gótico y la polifonía (artículo)